Historias

ZombieBus - Pueblo Espinal (II)


_ Bueno _ dijo Karen _ parece que aquí solo servían comida recién preparada. Lo único que queda está podrido o devorado por gusanos.

                Roger se acercó a una puerta que supuso se trataba de la entrada trasera del lugar. Cuando miró por la ventanilla de la puerta se extrañó, parecía que el lugar estaba conectado con el local comercial de al lado… pero eso no fue lo que lo que provocó que se crisparan sus sentidos.

                _ Karen, creo que deberíamos salir de aquí cuanto antes _ susurró.

                _ ¿Qué pasa?

                Roger le hizo señas con las manos, a lo que Karen entendió que habían más infectados tras esa puerta. Entonces ella se dio vuelta para ir hacia la puerta por la que habían entrado, pero la mochila tropezó con unos utensilios de metal que estaban sobre el mesón en el que ella buscaba comida. Uno a uno, los metales cayeron y sonaron cual xilófono sin ritmo.

                _ ¡Mierda, Karen! _ Se alarmó Roger.

                Volteó para ver el desastre que Karen había provocado  y justo cuando regresó la mirada a la ventanilla un violento golpe abrió la puerta y se le fue encima un infectado, empujándolo hasta el otro extremo de la habitación. Segundos después entró otro de ellos y corrió directo hacia Karen. Ella logró desviarlo y hacerlo caer al suelo, montándose inmediatamente encima de él para apuñalar su cráneo. Cuando hubo terminado, se dio la vuelta y ya tenía otro infectado encima; esta vez se hallaba en problemas puesto que la sorpresa la hizo soltar el cuchillo y enfocarse en evitar que el sonido del rugido se convirtiera en el sonido de carne masticada.

                _ ¡Roger! _ gritó.

                A Roger le estaba costando trabajo enfrentarse al infectado que intentaba morderlo, no podía disparar su arma por miedo a atraer más de ellos y que los acorralaran en esa cocina. Entre el forcejeo, colocó su mano en una repisa y sintió el mango de una sartén. A la distancia pudo ver que otro infectado se acercaba a una gran velocidad hacia él.

                _ ¿Fritos o revueltos, pedazo de…? _ Tomó la sartén y le asestó un golpe en la cabeza tan fuerte como pudo _ A ti ni te pregunto _ y de un sartenazo tumbó al que venía corriendo.

                Los infectados no estaban muertos, pero Roger aprovechó el tiempo que les tomaría ponerse en pie de nuevo para ayudar a Karen. Le quitó de encima la amenaza de una patada en el estómago; Karen reaccionó, tomó el cuchillo y se lo enterró en la sien. Luego se puso de pie.

                _ Dos contra dos, estamos parejos _ dijo Roger.

                Varios rugidos se dejaron escuchar en la lejanía y los infectados que había golpeado Roger ya estaban de pie.

                _ ¿Y si mejor corremos? _ preguntó Karen.

                Tres infectados entraron a la cocina y se chocaron unos con otro por la velocidad de su carrera.

                _ ¡Rayos, sí, corre!

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