Historias

ZombieBus - Camino del Este (IV)

Dave se hallaba con la mirada perdida, pensaba en lo mucho que deseaba poder encontrar a su hermana sana y salva. Elevó la mirada para admirar un poco el paisaje desértico que se extendía a un lado del camino mientras su cuerpo se movía por la inercia en un ligero vaivén. Karen, quien se encontraba durmiendo  y con la capucha puesta, despertó sobresaltada.

_ ¿Un mal sueño? _ preguntó Dave.

_ Podría decirse _ respondió Karen.

_ Es curioso, no recuerdo siquiera haber podido dormir desde que me separé de Jenny.

_ ¿Quién?

_ Jenny, mi hermana. Cada segundo que pasa me preocupa más el hecho de que…

Karen alzó la mano con la palma abierta en ademán de pausa para interrumpir a Dave, el cual enmudeció de inmediato.

_ Escucha, Dave _ empezó _ no quiero que te tomes esto de mala manera, pero no estoy interesada en compartir historias. Habla con Roger, algo me dice que quería ser el próximo Papa antes de que todo esto comenzara.

Karen se acomodó de nuevo en su asiento, pero antes de que se dispusiera a conciliar de nuevo el sueño, Dave se levantó de su asiento y bajo de hombros le dijo:

_ ¿Crees que no he considerado el hecho de que no siga con vida?

_ Bien _ le respondió _ así estás un paso delante de una dolorosa verdad.

_ El hecho es que, aunque las probabilidades no sean favorables, ella puede estar viva; y si lo está, entonces necesita ayuda. No espero que lo entiendas, pero no voy a descartar esa posibilidad, no puedo.

Hubo un momento de silencio tras el cual Karen sólo se limitó a darle la espalda a Dave, se acomodó en su asiento y cerró los ojos. Dave dio por sentado que la conversación había terminado y fue a sentarse en el asiento de copiloto junto a Roger. Cuando Karen se supo sola, sacó de su bolsillo un llavero en forma de brújula cuyo tamaño no era igual al de una tapa de una bebida embotellada. Helada de vista y melancólica de corazón acarició su superficie con el dedo pulgar, vio la aguja que hacía ya tiempo dejó de funcionar y luego presionó su cabeza contra la ventana. Entonces cerró con fuerza los ojos y apretando con su mano el llavero mientras lo guardaba de nuevo en su bolsillo.

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