Nadie podría decir exactamente
cuándo ni cómo, pero hace ya un tiempo que las cosas han cambiado para la
humanidad. Un virus se desató y hacía que las personas perdieran su cordura, convirtiéndolas
en seres agresivos, incapaces de combatir contra sus impulsos de hambre y
violencia. Algunos los llamaron zombis, otros los llamaron monstruos… francamente
es difícil saber la diferencia.
Un
hombre llamado Roger conduce un autobús Blue Bird TC2000 por una autovía
desértica en pleno mediodía. Su estómago se mostraba insistente ante la idea de
que había que comer algo. Roger intentaba postergar la hora del almuerzo puesto
que ya no le quedaba comida a bordo del vehículo, pero sus energías se
agotaban, hacía una semana que no comía más que galletas de soda. Entonces
procuró estar alerta ante cualquier sitio en el camino en el que pudiera bajar
unos minutos en busca de provisiones.
No
tardó mucho en aparecer una estación de servicio a un costado de la vía. Roger
estacionó el autobús como si fuera a llenar el tanque de combustible (En honor
al intento), buscó su escopeta, la cargó y luego se bajó a revisar primero si
la estación aún tenía combustible. El área parecía despejada, no había señales
de criaturas infectadas, zombis o algún otro humano; aunque las puertas de la
estación mostraban vestigios de haber sido saqueada.
Afortunadamente,
a la bomba de gasolina parecía quedarle jugo que exprimir, por lo que Roger dejó
llenando el tanque del autobús mientras se acercaba a las puertas de la
estación. Mantenía su escopeta en alto, apuntando ante cualquier peligro
potencial.
Entró
despacio y con el mayor silencio posible. Miró hacia la parte de atrás del
mostrador para asegurarse de que no hubiese alguna sorpresa y poder registrar
el resto del lugar sin temor a ser atacado por la espalda.
_
No hagas movimientos rápidos si no quieres morir.
El
cañón de una pistola tocaba la parte trasera de su cabeza.
_
Así que asumiste que quién sea que fuera, primero revisaría el mostrador ¿No?_
dijo Roger con ironía.
_
Ese autobús no te da la ventaja del elemento sorpresa, ahora pon la escopeta en
el mostrador… ¡Pon la maldita escopeta en el mostrador, ahora!
_
Está bien, está bien. La pondré en el mostrador. Ya está… ¿Ahora qué?
_
Camina hacia la entrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario