_ El camino ya no es lo que no era antes _ dice Dave.
_ ¿Por qué lo dices? Antes de esta locura era una larga extensión de pavimento y eso no ha cambiado mucho, ¿O sí?
_ Mi hermana y yo solíamos andar en su motocicleta por las carreteras; nunca hacia Sereity, aunque supongo que ahora cualquiera que siga con vida se dirigiría hacia allá... pero siempre se trató de conocer nuevos lugares, de visitar también los viejos en los que tuvimos buenos momentos, sentir que lo único teníamos por delante era la libertad de hacer lo que quisiéramos aunque fuera por sólo poco tiempo. Ahora... cada vez que veo el camino sólo puedo pensar en esas cosas persiguiéndones, en la sangre... el miedo.
_ No sé mucho de caminos _ respondió Roger _ mi pasatiempo era coleccionar armas; eso al final me resultó bastante bien. Pero, antes de todo sólo disparaba a pedazos de papel y botellas de vidrio en los días de campo, ahora casi todo el tiempo le disparo a cadáveres que van corriendo a intentar masticarme. Es algo aterrador; es decir, una bala perdida puede ser lo que al final te entierre. Pero a veces me pongo a pensar que esas cosas no siempre fueron criaturas irracionales llenas de ira y un hambre insaciable; alguna vez fueron personas, con vidas, un pasado, quizá una familia o... algo. Así que está bien tener miedo, ¡Diablos!, diría que el miedo es lo que me ha mantenido con vida.
_ Te he visto enfrentar a los infectados y no pareciera que tuvieses miedo.
_ Eso es porque no les temo. Sé que son peligrosos, tengo cuidado, pero no les temo.
_ Son menos aterradores que Karen.
_ No discutiré eso _ dijo Roger tras una leve carcajada.
_ ¿No crees que sea peligrosa?
_ ¿No lo eres tú? ¿No lo soy yo? Quería matarme y llevarse el autobús cuando me topé con ella en una gasolinera, tú intentaste matarnos cuando viste que nos acercábamos a la dulcería, es el mundo en el que vivimos ahora... es el mundo en el que siempre hemos vivido.
_ Le diré a mi hermana que no intente matarte cuando te vea.
_ Cuento contigo, Dave, quisiera seguir con vida durante un tiempo más.
_ Debemos parar _ dijo Karen desde su asiento _ ya está oscureciendo, hay que salir del camino y buscar un refugio.
_ Falta poco para llegar a la salida que da al pueblo en el vi por última vez a mi hermana. Si nos damos prisa...
_ No, Dave, lo siento. Aún estamos a unos ciento veinte kilómetros. Estoy de acuerdo con Karen, debemos salir del camino... la ventaja es que no debemos buscar refugio para pasar la noche en la mitad de la nada, no habrá lugar más seguro que mi leal autobús.
Dave puso una mirada escéptica y Karen torció los ojos, pero ambos sabían que no era mala idea pasar la noche en el autobús debido a que no abundaban refugios en los alrededores del camino. Roger salió del camino y se alejó de él lo más que pudo hasta encontrar un montículo de roca lo suficientemente alto como para cubrir casi por completo al mastodonte metálico. Una vez llegado, apagó el motor y se apresuró a buscar un rifle de caza en el arsenal de armas que llevaba consigo.
_ Ahora vayan a descansar un poco _ dijo _ yo montaré guardia y despertaré a uno de ustedes en un par de horas para que me releve.
_ ¿Seguro que eso quieres? _ dijo Karen amenazadora.
_ Tan seguro como lo estoy de que abriré los ojos mañana para ver un nuevo día.
_ Ya veremos _ terminó Karen antes de voltearse y acomodarse en su asiento una vez más.
_ ¿Estarás bien? _ preguntó Dave.
_ No lo parece, Dave, pero ella nos salvará la vida en algún momento.
_ ¿Y por qué lo haría? Acaba de sugerirte que duermas con el ojo abierto, ¿Qué la detiene de esperar a que estemos dormidos y entonces terminar con nosotros?
_ Porque ya le hemos salvado la vida a ella.
_ No _ murmuró Karen, pues había escuchado la conversación _ sólo no valen el esfuerzo.
Dave miró a Roger como afirmando que su caso tenía la mayor validez, pero Roger sólo sonrió y le dio una palmada en el hombro.
_ Duerme tranquilo, Dave.